viernes, 19 de agosto de 2011

Tenía algunos problemas con él mismo. Ella siempre estaba ahí para ayudarlo. Aunque él siempre perteneció a alguien más. Conduje millas y millas y terminé en tu puerta. Te he tenido tantas veces pero, de alguna manera, quiero algo más. No me importa pasar cada día en la esquina de tu casa bajo la lluvia torrencial. Buscar al chico con la sonrisa rota y preguntarle si quiere quedarse un rato. Y... así será amado. Golpeá mi ventana, tocá mi puerta. Quiero hacerte sentir hermoso. Sé que tiendo a ser tan insegura, pero ya no importa. No siempre son arco iris y mariposas. Es el compromiso el que nos lleva adelante. Mi corazón está lleno y mi puerta siempre abierta, podés venir siempre que quieras. Sé dónde te ocultas... solo en tu auto. Sé todas las cosas que te hacen ser quien sos. Sé que “adiós” no significa nada: porque vuelve y me ruega que lo atrape cada vez que cae. Golpeá mi ventana, tocá mi puerta. Por favor, no intentes tanto decir adiós. Porque a mi no me importa pasar cada día en la esquina de tu casa bajo la lluvia torrencial para decirte cuanto te amo.